Antes de llegar a Shangri-la, un lugar en la provincia de Yunnan, al sur de China, sabíamos que nos encontraríamos con una población en su mayoría tibetana y que veríamos las banderitas de oración por todos lados. Lo que no nos imaginábamos era que tendríamos la oportunidad de comer empanadas y probar un rico pisco sour. Ricky nos dio la chance de probar los sabores de casa estando exactamente al otro lado del mundo.
Llegamos a la ciudad de Shangri-la en la provincia de Yunnan, en China, un día a las dos de la tarde. El pueblo se llamaba de manera distinta hasta que en el año 2002 el gobierno decidió ponerle el nombre de Shangri-la en honor al pueblo perdido, pero hermoso, que se menciona en la novela "The Forgotten Kigdom" del escritor ruso Peter Goullart de esa manera atraer al turismo.
Luego de pasar unas seis horas en un bus, como ya era costumbre, tomamos la micro desde la estación de buses hasta la parte antigua de la ciudad. Nos bajamos y comenzamos a buscar un hostel. Entramos a un par hasta dar con uno que realmente nos encantó pero lamentablemente en la recepción colgaba un cartel que indicaba que estaba lleno. Seguimos caminando pero sin encontrar nada. Cuando salimos del décimo hostel que estaba lleno, una chica en la calle nos pregunta en perfecto inglés, algo muy raro en China, si estamos buscando un hostel. Medios perplejos les contestamos que si y entonces ella con una voz alegre nos dijo que ella trabaja en uno y que de seguro había hay lugar. Felices, comenzamos a caminar con ella, cuando se detiene y nos enseña su hostel se nos borró la sonrisa de la cara. Era el lugar que habíamos visto antes y que estaba lleno. Se lo comentamos, ella nos mira y con cara de asombro nos dice que el cartel era de la noche anterior. No podíamos creer la suerte que siempre tenemos.
Una vez instalados salimos en busca de un lugar para comer, la verdad nos moríamos de hambre. Caminamos un poco y de pronto a mi izquierda pegada en un ventanal a la altura de mi hombro veo una imagen que creí reconocer, pero que mi cerebro se negaba a aceptar como algo que pudiera existir en China. Era un set de empanadas e incluso decía "empanadas", un plato latino. Sin pensarlo dos veces entramos en el restaurante.
Era un lugar muy acogedor con bancos y mesas de madera, fotos y cuadros . Elegimos una mesa junto a la ventana, y comenzamos a hojear el menú. De las comidas que pasaban de lo chino a lo tibetano pasé las hojas hacia los postres y me topé con algo que tuve que leer dos veces para asegurarme de que era verdad. Dentro de los postres decía "Panqueques con manjar" (dulce de leche), aún no sabía que iba a pedir para comer pero estaba segura de que pediría eso de postre. Seguimos mirando y cuando vi la lista de tragos no lo pude creer. Justo de primero estaba el pisco sour, seguido de la piscola y el terremoto. El primero es un trago que se hace con pisco y jugo de limón y azucar flor, lo segundo es pisco con cocacola, ambos tragos tipicos chilenos y peruanos. El terremoto sin embargo es un brebaje hecho en base a pisco, vino blanco y helado de piña, que se toma en Chile sobre todo para las fiestas patrias. Mientras le comentaba esto a Diego, el ya me decía que obviamente el dueño tenía que ser chileno, que fuera a preguntar, pero la verdad me daba un poco de verguenza.
"Chilean pancake with manjar" |
Comimos muy rico mientras que le contaba a Diego sobre "el 18", la celebración de la independencia de Chile. Cuando terminé de comer me fui a pedir los ansiados panqueques con manjar. Justo en ese minuto entró el dueño del local. Al pedirle el postre, me preguntó con una sonrisa en la cara si era chilena, y cuando le respondí que si, me dijo que el manjar no le había quedado muy bien que al otro día iba a hacer otro, que me pidiera otra cosa. Luego se presentó como Ricky y me preguntó de que parte de de Chile era.
Así empezó una de las tardes más lindas de China. Al rato cuando nos dimos cuenta de que la conversación iba para largo le dijimos a Diego que se uniera. Ahi en la barra de Tantra restobar en Shangri-la un pueblito en China cercano a la frontera con el Tibet , Ricky sacó una botella de pisco "Mistral" y como si fuera lo más normal del mundo mezcló unos pisco sour exquisitos. Mientras tomábamos, yo todavía sin poder creer que estuviera tomando pisco sour en China, Ricky nos contó sobre Shangri-la, sobre los tibetanos, sobre las minorías que trabajaban con él y sobre las ONG que ayudaba. De pronto se abrió la puerta y entraron dos chilenos más, parecía una broma, llevábamos varios meses sin ver ninguno y nos encontramos con tres.
A medida que pasaban las horas aparecían de la cocina cosas que jamás pensé que probaría en China. Empanadas de queso fritas, fajitas, unas carnes buenísimas todo era recibido con asombro pero sobre todo con esa alegría que te da comer algo de casa cuando estás tan lejos de la misma. Luego de la segunda ronda de pisco sour, Ricky abrió un vino chileno y lo acompañÓ con queso de yak (un animal parecido a una vaca pero con pelos), dándole así un toque final a una noche inolvidable. Nos habíamos sentido como en casa y las historias de Ricky sobre sus viajes y sobretodo la historia de cómo y por qué llevaba seis años en China nos hicieron olvidar el paso de las horas.
Cuando nos retiramos con promesas de volver al otro día era medianoche, habíamos pasado siete horas con Ricky! Y entre risas, historias y muy buena comida ni nos habíamos dado cuenta del paso del tiempo.
Al otro día ni bien nos despertamos nos encontramos con un mail de Ricky con variados datos sobre como moverse en China, donde dormir, datos para la pareja de chilenos que se iban a Mongolia y una invitación para nosotros para volver a vernos ese mismo día. Como si todo lo anterior fuera poco, también adjuntó tres libros que podíamos leer si nos interesaba. Entre ellos el libro "The forgotten Kingdom" de un libro que habla de un lugar llamado Shangri-la y "El sari rojo" de Javier Moro, un libro que nos enseño mucho sobre la historia política de India.
Esa misma mañana pasamos por lo de Ricky, pero según nos dijo una de las amorosas camareras que trabaja en Tantra él seguía durmiendo, lo que no nos pareció raro pues su mail era de las 3 de la madrugada.
Las banderas de oración |
Vestida de tibetana |
Abuelita tibetana |
Diego y el lindo colorido de Shangri-la |
La plaza, el templo y la rueda de oración |
En la tardecita nos fuimos a dar una vuelta a lo de Ricky para agradecerle por la noche anterior, por los consejos y los libros! Ni bien llegamos nos sentamos a conversar y Ricky nos contó una vez más increibles historias que le han pasado en sus viajes, no es mi lugar escribirlas acá pero esperamos que algún día se motive y escriba un libro! Seríamos los primeros en comprarlo. Cuando nos despedimos Ricky saco la última sorpresa: un tarro de manjar! Lo había hecho especialmente para nosotros de un tarro de leche condensada Nestlé. No lo podíamos creer, manjar en China. Así felices y tras asegurar que nos mantendriamos en contacto, nos fuimos a dormir, al otro día nos esperaba un largo viaje hacía Chengdú.
Si creen que inventé lo del pisco sour, el terremoto y las empanadas, no tienen más que ir a Shangri-la y buscar Tantra restobar, ahi en la pared junto a muchas otras encontrarán la foto en la que estoy con Ricky brindando con un pisco sour!
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