jueves, 1 de agosto de 2013

Unos días en el Inle Lake

En este lugar, que no se puede dejar de visitar si vas a Myanmar, solo estuvimos dos días que bastaron para andar unos cuantos kilómetros en bicicleta, recorrer el lago y conocer las actividades que lo rodean y , por qué no, comer las mejores pastas que hemos probado en nuestras vidas.
Un pesacador del Inle Lake



Por Diego

Llegamos de madrugada y nos hospedamos en la única Guest House que estaba abierta. El primer día alquilamos unas bicis y fuimos en busca del famoso lago, queríamos llegar hasta la orilla ya que el pueblo en donde estábamos quedaba a unos 12 kilómetros.
El intento fue fallido porque era imposible llegar al lago, así de simple. Luego de 654.323 pedaleadas llegamos a un pueblito y le comenzamos a preguntar a los lugareños por donde acceder al Inle Lake. Con el lenguaje de señas que significa "por allá" nos marcaron un camino. Dirigimos nuestras bicis calle de tierra abajo hasta un riacho. No era por ahí. Al regresar al pueblo nos sentamos en un restaurant y le preguntamos al chico que lo atendía. "No lake here" fue su respuesta. Automáticamente nuestros hombros cayeron y nuestras cabezas se inclinaron levemente para el costado. "Bueh, no importa, igual el paseo en bici estuvo lindo. Tengo hambre, comemos algo acá?", le dije a Sofi y nos comimos unas papas horneadas buenísimas.
El camino de vuelta se estaba haciendo corto como todos los caminos de vuelta. Ya el cielo no era tan azul como a la ida, era más bien gris tirando a negro. 
En un momento Sofi propone que fuésemos a conocer un resort al costado del camino, ella pensaba que desde allí tal vez podríamos ver el lago. Desde el hotel tampoco se podía ver y cuando estábamos volviendo a buscar las bicis comenzó a llover en forma torrencial, como si el cielo se hubiese estado aguantando las ganas porque de golpe todo era agua. Llovía con esas gotas que duelen cundo te pegan. Así que nos quedamos debajo de un techito un buen rato hasta que paró y volvimos al pueblo.
Al anochecer el hambre se apoderó de nosotros. Sofi tenía antojo de comer unas pastas pero pensábamos que iba a ser difícil encontrarlas en Myanmar y más aún en Inle Lake. Una vez más Myanmar nos volvió a sorpender. Caminando por las calles sin asfaltar del pueblo encontramos un restaurant de comida italiana con el letrero "Home made pasta" (pasta casera). No dudamos en entrar. Sofi se pidió unos ñoquis con boloñesa y yo unos Tagliatellis con la misma salsa. Sin palabras, especataculares! Al terminar los dos llegamos a la conclusión que eran unas de las mejores, sino la mejor, pasta que habíamos comido en nuestras vidas y lo hicimos en Inle lake. Chupáte esa mandarina.
Pedalenado por los alrededores de Inle Lake


Al otro día madrugamos, a las seis ya estábamos despiertos. Era el día en que íbamos a conocer el lago. Un inglés, un español, un chileno, Sofi y yo eramos las cinco personas que ocupaban los cinco asientos del bote, capitaneado por un chico de no más de 16 años.

Nuestro bote
La primer parada fue un mercado. Antes de bajar ya se nos acercaban botes con mujeres que nos querían vender de todo, desde artesanías hasta frutas. Casi todos los mercados en Asia tienen su parte de ropa, souveniers y regalos y otra con frutas y alimentos. Éste no era la excepción. Compramos unas semillitas de girasol y nos maníes. Luego de dar una vuelta, nos resguardamos del fortísimo sol debajo de un techo de lona. Cuando llegaron nuestro acompañantes volvimos al bote que nos llevó a una fábrica de seda.

Una de las tantas vendedoras del mercado

Apenas entramos a al recinto vimos unas mujeres hilando pero lo que más me llamó la atención fue ver a un señor armando los hilos de seda. Tomaba el tallo de la flor de loto, lo marcaba con un cuchllo en la mitad y tiraba de los dos extremos dejando unos hilos muy finos uniendo los dos lados. A esos fibras las sacaba y las unía y así quedaban hechos los hilos. Muy bueno!

Hilando la seda
Este señor saca la seda de las plantas
Luego pasamos por una fábrica de cigarros y por un templo para terminar viendo a las mujeres de cuello largo. Cuando era chico y en mi casa leíamos las revistas "Muy interesante" y/o "Conozca más" siempre me pregunté en que parte del planeta estaban estas mujeres con el cuello como una jirafa, bueno, uno de esos lugares era Myanmar. 


Fábrica de cigarros
La verdad es que no nos gustó mucho. Llegamos a un lugar y allí estaban sentaditas, como en una vidriera, muy expuestas. Al menos se las notaba felices. Los anillos en el cuello son un símbolo de belleza y cuanto más grande sos, más anillos tenés, por eso pudimos ver desde una señora con el cuello muy largo hasta una joven con unos pocos anillos.

Las mujeres "Cuello largo"

En fin, la excursión por el Inle lake había concluido. El resultado había sido altamente satisfactorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario